Fecha: martes 4 de abril de 2017
Hora: 19:00h
Lugar: Salón de Grados del Edificio Mecenas
Ponente: Manuel López Pellicer. Catedrático emérito de la Universidad Politécnica de Valencia, académico correspondiente de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, y académico numerario de la Real Academia de Cultura Valenciana
Resumen:
Rey Pastor nació en Logroño en 1888. Tras suspender la prueba de Matemáticas para el ingreso en la Academia Militar de Zaragoza comenzó a estudiar Ciencias en la Universidad de Zaragoza en 1904. Allí encontró su vocación matemática que le llevó a ser catedrático de Análisis Matemático en la Universidad de Oviedo en 1911, año en el que fue cofundador de la Real Sociedad Matemática Española. En 1915 pasó a la entonces Universidad Central de Madrid y desde 1917 repartió su intensa actividad entre Madrid y Buenos Aires. Dirigió 14 tesis doctorales, de las que proceden 1036 descendientes.
Un discípulo destacado suyo fue Ricardo San Juan Llosá, que dirigió la tesis doctoral a Manuel Valdivia Ureña, nacido en 1928 en Martos, Jaén, que ha sido uno de los pioneros que, a contracorriente, han sentado las bases de la actual investigación matemática en España. Valdivia resolvió muchos problemas propuestos por grandes matemáticos, entre los que destacan los medallas Fields, Alexander Grothendieck y Laurent Schwartz.
Rey Pastor y Valdivia tienen en común la formación de una escuela extendida por varias universidades. Uno de los catalizadores de tal proceso fue la atracción que sus clases generaban por su claridad y amplia cultura matemática. Conscientes de la obligación de sembrar como garantía de continuidad, daban la misma importancia a la investigación que a la docencia.
Terminamos este resumen con dos frases del ingreso de ambos matemáticos en la Real Academia de Ciencias: “En alas de mi optimismo llegué a soñar que también la Matemática viva llegaría a interesar a algunos de nuestros jóvenes no inferiores en inteligencia y en aplicación a los de otras naciones.” (Julio Rey Pastor, 1920). “El entusiasmo de Valdivia es comunicativo y sus alumnos le siguen con fe y admiración ilimitadas.” (Germán Ancochea, 1977, en la contestación al discurso de ingreso de Valdivia).

